martes, 14 de marzo de 2017

CAPTAIN  FANTASTIC
"El propósito de la educación es mostrar a la gente cómo aprender por sí mismos. El otro concepto de la educación es adoctrinamiento”  - Noam Chomsky
“Lo que yo siempre he entendido como esencia del anarquismo es la convicción de que se debe plantear a la autoridad una prueba de asunción de responsabilidad, y que ésta (la autoridad) debe desmantelarse si no puede lograr esa asunción de responsabilidad”  - Noam Chomsky

Anoche vi una de esas películas que se abren al debate por todos los costados, ideal para discutir largo y tendido entre amigos y enemigos; Captain Fantastic. Interpretada por Viggo Mortensen y dirigida por Tim Ross. El tema en cuestión se resume fácilmente, Ben (Viggo Mortensen) es padre de seis hijos que viven en los bosques de Norteamérica, ellos mismos se abastecen con casi todo lo necesario para vivir, pero un buen día tienen que volver al mundo “civilizado” enfrentándose con no pocos problemas de adaptación. La idea es más bien educativa y parte de premisas pseudo-hippies y claras posturas anti-sistema, que cuestionan, principalmente, la valía del capitalismo descarado de Estados Unidos, así como las religiones dominantes. Vamos,  el tipo de sociedad consensuada en la que prácticamente han caído la mayoría de los países del mundo entero. Parecería que la sombra de Henry David Thoreau campeara detrás de cada una de la proposiciones planteadas en el film, si bien no se le menciona en ningún momento, mientras que al contestatario de Noam Chomsky se le alude en más de una ocasión. La película en sí va enfocada a cómo deberían resolverse los errores entre una política esclavista por la producción desenfrenada, su mala educación y ciegas creencias religiosas que hoy rigen la sociedad, y entre la postura marginal al que se somete la familia para no caer engullida en este círculo vicioso. El problema no es fácil y viene de muy lejos, principalmente desde la revolución industrial,  y que está derivando en la flamante revolución tecnológica que se nos viene encima. 
En mi opinión, (y en parte también por lo que expresa la película) la mejor forma de atajar el problema es mediante la educación. ¿Qué problema hay? El de la alienante sociedad que se ve empujada a colaborar por un sistema ciego a los valores esenciales de sus miembros, donde lo que prima es el dinero y la codicia a todos los niveles. ¿Cómo mediante la educación? Corrigiendo esa falta de valores desde la crítica. Aprender a  entender el puesto que al hombre le conviene en este mundo es tarea filosófica y ética. Eso exige pensamiento, y eso es algo infravalorado en las escuelas (amén de la expresividad personal que vendría representada por las artes, otra cualidad infravalorada por la educación). Saber pensar por uno mismo no le conviene a las grandes corporaciones que dirigen el rumbo social al que estamos sometidos. Así, durante la película asistimos a varias puyas contra este sistema y que van, desde el desmedido progreso que se auto-complace en el consumismo, hasta lo que comemos, el modo de emplear el ocio, las religiones organizadas que no aceptan otras creencias, el pudor ante el desnudo, el miedo ante la muerte, y sobretodo, y esto es lo que más denuncia el film, la falta de juicio que apenas inculcamos en la educación de nuestros hijos. Por lo que, tal vez en el futuro, no debíamos asustarnos si los cuervos acabaran por sacarnos los ojos.
Huir a los bosques no es una solución acertada, ni para una familia que se lo pueda permitir, como en el caso que nos presenta la película. Primero, porque volver a los inicios primitivos nos llevaría a cometer los mismos errores de nuestros antepasados. Segundo porque seriamos una minoría a ser aplastada pronto por la apisonadora capitalista. Al enemigo no conviene darle la espalda. Lo mejor sería que hiciéramos entender a quienes nos vayan a relevar en el inminente futuro que nos pueda quedar, cuáles son los valores que mejor glorifican al hombre a su paso por el mundo. Y aunque no voy a entrar en detalladas explicaciones por defender esos valores, sí quiero hacer hincapié en que el peor de todos los errores que cometemos es la de vivir sin pensar, vivir a lo tonto, que se dice, esclavizados al puro hedonismo, ese que directamente mejor deleita al ego. Debemos aportar creatividad. Se trata de co-operar con el entorno creando no sólo para nosotros sino para el entorno mismo. Que al fin y al cabo es lo mismo, como entrelazados que estamos con el Todo.
La solución, como decía, no pasa por volver a la naturaleza salvaje. Tarea más fácil sería traer la naturaleza a las ciudades pero aún resulta difícil hacer entender a muchos la importancia de sentirse rodeados de hierba, árboles, flores, piedras y toda la parafernalia caótica que compone la naturaleza. Mal andamos cuando todavía algunos se preguntan cuál es la necesidad de que haya que plantar más árboles en las ciudades. Por desgracia, yo vivo en una de esas asfaltadas urbes de color gris. Los pocos árboles que decoran los paseos son raquíticos. Los parques han ido menguando mientras las carreteras han ido creciendo. Las ciudades se están diseñando para los coches sin tener en cuenta las necesidades de los animales. Cada año que pasa la falta de mariposas revoloteando por el aire se hace más evidente. El canto de los grillos durante las noches de junio ha desaparecido. Las flores quedan confinadas a los tiestos. La gente cuando habla de primavera está hablando de moda. Quedan algunos pájaros todavía, sí, gorriones, palomas. Quedan algunas nubes. Y si alguno se piensa que estoy hablando de poesía, siento decirle que se equivoca.
Volviendo a la película “Captain Fantastic”, me ha hecho considerar las razones por las que los hippies se fueron desvaneciendo. Seguramente algunas mentes espabiladas ante el temor de que la revolución fuera demasiado lejos reintegraron las drogas para mantenerlos entretenidos en otros placeres, (aparte del amor libre) del tal forma que les hiciera pensar menos.  Además, la falta de dinero es siempre un freno para cualquier tentativa por desestabilizar el poder. En fin, que los ricos siempre ganan. Y al final las buenas ideas se quedan impresas en libros, para unos pocos "engreídos" intelectuales a los que les gusta soñar con otro mundo mejor, alejados de este.
De las religiones organizadas, las llamadas positivas, y en especial el cristianismo, al que se alude de forma mordaz en la película, creo que aún mantiene sus virtudes a considerar, y que no difiere en nada del resto de los predicados de las otras religiones, ni tampoco de la ética conocida. Es quizá en el matiz del más allá donde la brecha queda abierta y ahí cada cual resuelva sus dudas como le plazca, eso sí, que sea respetado. Porque de la muerte mucho se habla pero nadie sabe más que los propios muertos.
En cuanto a escenas del film se refiere, me quedo con dos. Esa entrada triunfal multi-color de la familia al funeral de su madre y la escena final, el apacible desayuno de la familia en silencio, un perfecto momento de estabilidad existencial, poco antes de que unas campanitas introduzcan a Kirk Ross cantando “I Shall Be Released”. En fin, una buena película que logra encajar denuncia, debate, entretenimiento, y sonrisas incluso.



"No se trata de perpetuar o elaborar una determinada imagen del hombre, sino primeramente de mantener abierto el horizonte de las posibilidad, horizonte que en el caso del hombre viene dado como tal con la existencia de la especie"  - Hans Jonas
"En cada niño que nace la humanidad da comienzo un nuevo frente a la muerte y, por tanto, entra en juego la responsabilidad por la continuidad del hombre, [...] En él queda ejemplarmente mostrado que el lugar propio de la responsabilidad es el ser que se sumerge en el devenir, el ser abandonado a la fugacidad y amenazado de destrucción"  - Hans Jonas
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