domingo, 18 de septiembre de 2016

"Nunca llega a ser coronado por la inmortalidad quien teme ir adonde le conducen voces desconocidas." - John Keats
"El amor encontrará su camino, incluso a través de lugares donde ni los lobos se atreverían a entrar."  - Lord Byron
POR UN MUNDO SIN MAGIA
( VIVA LA CIENCIA )

Hace milenios mirar al mar era un cúmulo de sensaciones insólitas que oscilaban entre el miedo y la curiosidad, la intriga, el sueño y la seducción del horizonte que tentaba a navegar para descubrir qué escondía el más allá. Lo mismo sucedía con la observación de las estrellas en las noches sin luna. Las preguntas más inquietantes daban paso a especulaciones fantásticas, a los mitos, a la poesía y a la religión. Así con la mayor parte de la naturaleza que se exhibía virgen ante la conciencia limpia de cuantos proliferaron por la faz de la tierra en eras pretéritas. Pero llegó la ciencia, que incitada por la filosofía, quiso saber qué había detrás de tanto milagro. Hay mucho escondido detrás de cuanto nos embelesa. No es magia todo esto que observamos, sino un truco compuesto por mecanismos determinados. El porqué y el cómo vinieron a desentramar poco a poco el mobiliario natural que nos rodeaba. Y de esta manera, convencidos de poseer la verdad del espejismo y pudiendo además dominar gran parte de los componentes naturales, hemos llegado a vivir sin magia. Ya conocemos casi todos los trucos. Sí que es cierto que hemos ganado dominio sobre la vida pero algo importante estamos perdiendo a medida que avanzamos convencidos de poseer el conocimiento (amparado éste en el método científico), puesto que algo falla, ya que ¿por qué será que cuanto más conocimiento acumulamos más fútil y anodina nos resulta la existencia, más sosa se nos antoja la naturaleza, peor integrados estamos en el mundo y más feo se nos presenta el futuro en el mundo, a corto y largo plazo?

En la actualidad poco del planeta que nos sostiene está sin bautizar con algún nombre. Todo está escrito, descrito, y hasta proscrito de las conjeturas. Desde el latín al griego, todo parece estar etiquetado de definiciones físicas y biológicas, cuando no fórmulas matemáticas bien intrincadas. La última parida de este glosario infumable lo traen las definiciones que biólogos y químicos hacen del amor. Precisamente ahí donde creíamos que era lugar vedado para los científicos, el amor,  nos vienen ellos a decir que no es sino una síntesis química que fluye por el cuerpo, mezcla de dopamina, serotonina, oxitócina... Combinados que emanan por nuestro organismo en grandes cantidades cada vez que nos enamoramos. Y lo dicen como si entonces fuese falso el amor, porque claro, sin esas sustancias químicas no daríamos certeza de cuanto sentimos, con lo cual no es cierto que sintamos amor sino aquello que precisamente nos estimula, es decir, química pura. Vamos, que no somos nada, nada de lo que pensábamos que éramos, y si algo somos es simplemente un organismo complejo que sufre estímulos químicos en sus entrañas. Pero pregunto, qué sería de esas sustancias si no hubiese nada que las estimulara desde afuera, y de ahí, cómo, cuándo, quién decide si mejor este, ese, aquel o aquella. ¿La química?
Parece que al haber desgajado en cien mil partes el compuesto material del mundo nos hayamos olvidado de la relación de sus partes con el resto. Aislamos los elementos de sus funciones en grupo y en consecuencia nos encontramos con raras interpretaciones de lo que cada pieza pueda ser. El significado científico es apático con nuestras formas y no entendemos nada de sus intenciones. Y como para el científico toda interpretación interesada interfiere negativamente en el saber de las cosas, (hablamos de cosas) cada vez vemos nuestra vida como algo insubstancial, como si dependiéramos en todo momento de una cosa aislada para saber lo que somos, dando prioridad a lo físico o biológico.
Volviendo al amor. Nadie podrá entender que enamorarse sea al fin y al cabo el resultado de los efectos que ciertas sustancias químicas operan en nuestro cuerpo. Podrá decirse que sin dopamina, serotonina, oxitócina no sentiríamos el amor, de igual manera que si no tuviésemos corazón difícil sería que nos enamoráramos. ¿Que el cuerpo falla en algo esencial? Nos damos por inútiles o muertos. Esto lo sabe hasta el más tonto. Enamorarse depende de muchas incidencias. Es un acontecimiento indeterminado pero es a la vez una aventura en la que el libre albedrío juega también su papel, difícil tal vez por su interdependencia con el entorno, porque el amor, para empezar, involucra en el juego a dos como mínimo. Uno ha de tomar decisiones, soñar, desear, decantarse por la acción, hablar, callar o pasar. Ninguna sustancia química se activa si no hay un estímulo exterior y esto también depende de otros muchos factores ajenos al yo. Todos tendremos las mismas cualidades biológicas pero no a todos nos funcionan de igual manera. Lo que a mí pueda gustarme puede no gustarte a ti, y si todos somos iguales a la hora de sufrir sed, hambre o placer ¿por qué, respecto al amor, nos motivan personas diferentes? Es por eso que querer doblegar el amor a la química es querer cargarse una de las propiedades calificativas que mejor nos define como seres humanos. La cualidad personal e intransferible de cada cual. Nuestro yo.
Por ejemplo, la dinamita es un explosivo sólido formado por una mezcla de nitroglicerina y un material poroso. Tiene la peculiaridad de estallar si el fuego se le acerca. Esa es su definición química, pero ¿quién decide encender la mecha de un artefacto explosivo y con qué intención la enciende? ¿No formamos así parte de la explosión cuando ocurre? ¿Tenemos algo que ver o no con los acontecimientos que se presentan a lo largo de nuestra vida? Hay una parte determinante, que aprendemos por experiencia, y otra indeterminada, que está fuera de nuestra potestad, por incalculable e imprevisible. No seamos tan insolentes a la hora de definir qué es el amor en términos de fórmulas farmacéuticas, no vaya ser que un día tomemos una píldora de dopamina o serotonina y cuando haga efecto nos enamoremos del perro de la vecina o del primer impresentable que se tope con nosotros por la calle.
De la magia que disfrutaban los antiguos poco o nada queda para nuestro regocijo. Ahora, si acaso, oteamos el cielo interestelar. La ciencia lo va revelando todo, poniendo al desnudo el trucaje mecánico que forma el entramado móvil del mundo. Queremos llegar hasta el final. Saberlo todo. La curiosidad nos pica y hasta que no lleguemos al fondo de las cuestiones nada nos parará, aunque arrastremos de por medio con la belleza y su misterio, lo incondicionado del amor, la libertad de crear, la fe, la esperanza.
Saber no significa aceptar una verdad que nos es contraproducente. Las verdades científicas humillan por lo general, (no siempre) las virtudes de las que presumimos. Saber significa poner en funcionamiento nuestro juicio para juzgar y de ahí contradecir, reparar, ajustar la verdad a un propósito sabio que nos relacione humanamente, si es que sinceramente creemos vivir en un mundo libre y en algo valorar nuestro potencial. La libertad de imaginar supera la verdad sin llegar a ser mentira. Atrévete a soñar. No dejemos que los científicos nos roben la magia del amor con estas explicaciones frías y petulantes.  AllendeAran
Decide tú mismo, con cuál de las verdades te quedas.



"La razón es que "La pasión inicial se caracteriza por las desactivación de regiones del cerebro como la corteza frontal, implicada en la lógica y el razonamiento". De ahí que se diga que el amor es ciego.  - Ignacio Morgado, catedrático en Psicobiología
"Duda que sean fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo." -  Shakespeare
"Un corazón es tal vez algo sucio. Pertenece a las tablas de anatomía y al mostrador del carnicero. Yo prefiero tu cuerpo."  - Marguerite Yourcenar


"Los varones de prácticamente todas las culturas se sienten especialmente atraídos por la figura femenina cuya relación entre el diámetro de la cintura y el de la cadera es 0,7. Poco importa el peso del cuerpo si esa proporción se mantiene. El 0,7 es el modelo ideal desde la perspectiva masculina" - Ignacio Morgado, catedrático en Psicobiología
"¿Quieres que conservemos una dulce memoria de este amor?, pues amémonos hoy mucho y mañana ¡digámonos adiós!"  - G. Adolfo Bécquer
"Nos equivocamos a menudo en el amor, a menudo herido, a menudo infeliz, pero soy yo quien vivió, y no un ser ficticio, creado por mi orgullo."  - George Sand

“Tu cuerpo necesita la feniletilamina, y la necesita ya. Ante esta ausencia es normal que se prepare para pasar sus peores momentos aferrándose al chocolate. Esto se explica porque es un alimento rico en feniletilamina que le hará sentir, por lo menos, un poco mejor.” - Jesús. J. de la Gándara, jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Burgos.
Te quiero. Te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo, tristezas fugitivas;
Te lo he dicho con el agua, vida luminosa que vela un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo, te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras. 
Pero así no me basta: más allá de la vida,
quiero decírtelo con la muerte; más allá del amor,
quiero decírtelo con el olvido."  - Luis Cernuda


“En un periodo de tres años dejarán de responder al estímulo y desaparece esa sensación placentera de enamoramiento. Su sustituta es la oxitócica que está relacionada con la sensación de apego.”  - Eduardo Calixto, jefe de Neurobiología del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz
"Tienes tres opciones: Me besas, te beso o nos besamos."
"¿Me prestas un beso? Te juro que te lo devuelvo"
 - Anónimos

"La luz del sol ciñe a la tierra y la luna besa los mares:
  ¿para qué esta dulce tarea si luego tú ya no me besas?"  
- P. B. Shelley



Este ensayo es una diatriba a dos artículos que podéis leer:
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